domingo, 15 de marzo de 2020

EL DÍA EN QUE LA TIERRA MAULLÓ DESESPERADAMENTE

Hace unos años paseaba con mi amiga Bea por Valsaín y, al pasar cerca de un contenedor, escuchamos unos gatitos maullando desesperadamente. Tras pensar qué podíamos hacer, optamos por rescatarlos y cuidarlos entre las dos hasta que apareciera (que afortunadamente así fue) alguien que quisiera quedarse con ellos. 

Sin embargo, al sacarlos del contenedor, dos de ellos estaban bien, pero había uno moribundo al que ni el maullido le salía, y en vista de la situación y de que había poco que hacer por él, decidimos dejarlo.

Unas semanas después nos enteramos de que tras rescatar a los dos gatitos, había pasado por el mismo sitio una chica y había escuchado maullar fuertemente al tercero, por lo que le sacó del contenedor y su perra le amamantó hasta que, al cabo de un tiempo, murió.

Me parece impresionante lo que es el instinto, cómo ese gatito, cuando tenía a sus hermanos, dejó que ellos se encargaran de pedir ayuda, pero cuando se vio solo sacó fuerzas de donde no las tenía y consiguió que alguien le escuchara.

Estos días me estoy acordando de la historia porque hoy es la Tierra como el tercer gato. No es que esté en un contenedor; es que la estamos convirtiendo en un inmenso vertedero. Y sí; hay quienes están gritando por ella , pero lejos de ser escuchados, están siendo asesinados. Por eso ha llegado la hora de que la Madre Tierra se ponga a “maullar” desesperadamente.

Es, también, como si la Pachamama se hubiera convertido en Mafalda y hubiera lanzado su grito: “¡Paren el mundo, que me quiero bajar!”.



También, confieso, que llevaba unas semanas pensando hasta qué punto es necesario el ritmo frenético que llevamos. Todo esto surgió porque, coincidiendo con las semanas en las que tenemos menos luz, varios de mis alumnos, al preguntarles cada mañana cómo están, me decían que mal porque sus padres/madres les habían levantado muy pronto. Entonces yo me preguntaba: ¿es realmente necesario levantarse en invierno cuando todavía hay oscuridad para meterse en un colegio? ¿Es necesario que los padres tengan que madrugar para ir a trabajar para ganar dinero para poder tener una casa, coche, y que sus hijos puedan tener de todo pero pagando el precio de tener que ir a madrugadores, al comedor, y de no estar con sus progenitores? ¿Es realmente necesario levantarse a las 6 de la mañana para ir a trabajar y llegar a casa cuando ya ha anochecido? ¿No sería mejor llevar un ritmo más acorde a los ritmos de la Tierra?

El martes, volvía a casa y vi un amanecer lunar impresionante; el jueves había una delicia de puesta de sol; anoche las estrellas brillaban a lo grande. Para esos pequeños-grandes milagros de cada día no es necesario viajar. ¿Por qué no pruebas a apagar la televisión, coger los prismáticos y contemplar lo que el ritmo diario nos oculta? ¿Por qué no pruebas en estos días a hacer tu propio pan, bollos de canela..?

Gracias a todos por los menajes bonitos, graciosos, de solidaridad, gratitud… Nosotros también hoy saldremos a cantar “resistiré”. 


Pueden darse muchas lecturas a lo que está sucediendo; ojalá nos tomemos este tiempo como una importante reflexión más allá del miedo. Ojalá, cuando pase todo, y a partir de hoy, seamos capaces de construir “un planeta libre”.


P.D: No dejes de leer esta reflexión de Francesca Morelli y "El virus que quería abrirnos los ojos", de Eduardo Soto. 

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