viernes, 16 de noviembre de 2012

HAY UN NUEVO ÁNGEL EN EL CIELO


Tengo dudas de si es un ángel o un superhéroe. Siempre fue un bebé. A poco de nacer fue abandonado por su mamá, así que a esta hay que sumarle otras dos: Sor Fidelina y Sor Aracely que han hecho por él lo indecible. Son muchas las horas que este campeón ha echado viajando a la Capital desde Puerto Barrios pasando por numerosas operaciones y revisiones. Gracias a este pequeño y a sus generosas y entregadas madres pude visitar la Antitua Guatemala en una de sus revisiones. 
Ay, pequeña lagartijilla; en un mes pude comprobar que cuando sonreías se paraba el mundo, que te tratabas de un luchador de primera; contigo comprobé que también se puede decir de un bebé “es optimista”.
Un día un profesor de Barrios te hizo nieto adoptivo; el profesor Anjuria. Con él has podido comprobar que tener un abuelazo es un tesoro.
Con treinta hermanos y un hogar de ensueño ya has comprobado que la magia existe, que el amor todo lo puede.
Hoy tus mamás están tristes, muy tristes; habían luchado tanto contigo y por ti... Hoy en el lugar más bonito del mundo hay llanto, incluso a 10.000 kilómetros de distancia hay quien siente pena porque que te hiciste ángel y los ángeles viven en el Cielo. Pero eres inolvidable; sigues y seguirás entre nosotros. 
Qué duro es tener que hablar de ti en pretérito perfecto e imperfecto.
Gracias, pequeño bebé, por haberme permitido tenerte en brazos.
Gracias a tus mamás, a tu abuelo y hermanos, a todos los que han hecho lo posible por sacarte adelante.
Cierro los ojos y te imagino revoloteando entre nubes de algodón con un par de alas y una sonrisa silenciosa que deja entrever dos dientecitos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

VA DE NIÑOS


Estaba de visita, y de repente una niña empieza a pulsar sin parar el botón del ascensor.

- ¡Para ya, que lo vas a romper! - Exclaman a lo lejos.

Viendo que nadie le hacía caso, me he dirigido a ella, la cual me dedica su mejor sonrisa.

- ¿Qué quieres?

Haciendo un esfuerzo la he podido entender... Quería agua. 

He ido a rellenar su botella y se la he entregado a cambio de que dejara de llamar al ascensor.

Intento retomar la conversación con mi favorito, y veo que otras dos se empiezan a pegar.

- ¡Pero vamos a ver! ¿Esto que es? 

Me miran anonadadas, paran y siguen pasando el tiempo como pueden.

Por fin vuelvo con él. Le limpio las gafas, le escucho y me escucha, le observo y cuando se nos acaba la conversación, me despido.

- ¡Hasta pronto!

Él medio gimiendo dice:

- Eso espero, ya sabes donde estoy. Que tengas salud.

No podía irme sin despedir a mi niña favorita y, como siempre, me he encontrado con ella. Me encantan sus ojos. Anhela aquellos tiempos en los que era otra. Es sabia; aunque sus compañeras le atacan, ella tiene claro que no va a ponerse a su nivel. Me regala una sonrisa especial y me marcho.

Así es un día de visita en la “resi” de mi abuelo.

Son niños especiales. En su día aprendieron a andar y ahora en vez de usar carricoche, necesitan silla de ruedas. Aprendieron a hablar pero a veces pierden el habla de repente, como aquella de ojos azules cuyos gestos y gemidos no entendía. Aprendieron a vivir y así lo hicieron, pero ahora viven el día a día lo mejor que pueden esperando pasar a mejor vida. 

Aquí dejo mi homenaje a los abuelos, en especial al mío, que es un tesoro de mi infancia. A todos les admiro; y también a los que cada día les acompañan, a los que les escuchan, a los que les visitan, a los que les cuidan... 

¡Olé por ti, abuelo!

jueves, 2 de agosto de 2012

A QUÉ SABEN LAS DESPEDIDAS


Aquel día me levante a las 5:30, me duché, cerré las maletas y bajé al módulo de bebes. Pasando por el comedor, me vieron algunos niños y salieron corriendo a abrazarme. Después entré al módulo, y la pequeña “Chochi” me recibió con una gran sonrisa de esas que desprenden luz y calor. Me dio mucha alegría ese regalo, pero en esta ocasión la alegría iba acompañada de tristeza. Agarré al pequeño de la familia y le cubrí de besos y así hice con cada uno de los 9 pequeños. Cada vez que llegaba a uno me recibía con cara risueña; les alegró que les visitara tan pronto, cuando todavía estaban en sus cunitas; no sabían que se tratara de una despedida, no sabían que había ido solo por un mes, ni que tardaremos mucho en volver a vernos. No sabían que al día siguiente no llegaría a jugar con ellos.

Luego subí a dar un “puñao” de besos a los que desayunaban, compañeros de juegos durante un mes.

Fui a por las maletas, di los buenos días a las hermanas, salí de la casa y ahí esperaban las niñas para ir a la escuela; hoy nos llevaría Sergio en el carro. Montamos; las niñas iban atrás, yo miraba por la ventanilla y disfrutaba viendo cómo se regocijaban de que aire les acariciara. Las dejamos en el cole y me despidieron con un “no te vayas” que se clavaba como una aguja. A la puerta estaba el carro del profe Anjuria, amigo  con el que comparto un cariño inmenso hacia los niños del hogar.

Llegamos a la Litegua, que es en Puerto Barrios lo que en Segovia la Sepulvedana y esperamos que saliera el bus mientras el chófer negociaba con las hermanas la compra del su carro. Montamos en el bus, dormí un poco y me puse a pensar y a escribir esta historia mientras miraba cómo los árboles formaban un pasillo cual cruce de espadas. Sabía que al llegar a España, el paisaje estaría agostado por la sequía y por la crisis. Aquí no se oye esa palabra porque saben ser felices con lo poco que tienen, o porque con lo poco que tienen han sabido ser felices.

Soy una persona de las que nunca llora en las despedidas, y sin embargo esta me cuesta, me sabe a vinagre en la heridas sobre todo porque, por experiencia, es muy probable que no vuelva a ver a algunos de estos niños y de la gente que he conocido y conozco, incluso aunque vuelva... Eso es lo que me cuesta: crear lazos, hacer amigos, descubrir hermanos, y con las mismas separarme y dejar que el destino decida si es un “adios” para siempre.

En unas horas estaré en el avión y cuando publique esta historia ya estaré en casa, pero no olvidaré que el vinagre en las heridas viene tras haber disfrutado de holas de espuma blanca, de la compañía de “ángeles caídos del cielo”, de…

martes, 17 de julio de 2012

LA GENEROSIDAD FLORECE

Anoche cuando me enteré de que mis dos reinas moras (dos hermanas morenitas con mucha alegría y carácter) tenían audiencia y había posibilidades de que no volvieran al hogar, me entristecí. Me dolió la justicia injusta, no entendía por qué estos niños que aquí tienen la posibilidad de recibir cariño y todo lo que los “Derechos de los Niños” dictan, de un día para otro corrían el riesgo de volver con sus familias. Puede sonar raro eso de que volver con la familia sea un riesgo, pero es que verdaderamente lo es. Si estos niños han llegado aquí con una gran desnutrición cuyas consecuencias cargan y cargarán, si han llegado muchos sin haber asistido a la escuela (hablamos de niños de hasta 12 años), si muchos han sido abandonados… ¿Cómo van a estar mejor que aquí con aquellos que les hicieron lo citado? No entiendo que los niños estén a merced del antojo de sus familias.
Pero no me quedó más remedio que aceptar la posibilidad de no volver a jugar con ellas, de no volver a enseñarles canciones, a comérmelas a besos, a hacerlas trencitas, fotos…  Anoche me despedí de ellas sin decirlas “adiós”. Acurruqué a la pequeña en mis brazos y la balanceé hasta que se durmió. Traté de dejarla en la cuna, volvió a llorar, volví a tenerla en brazos y dormida la acosté en su lecho.
El día ha sido bonito. Me doy cuenta de la generosidad de la gente. Aunque no lo creáis el mundo no va a peor, sino a mejor. Porque en silencio, mientras nos bombardean de malas noticias, la generosidad florece y da su fruto. Si no fuera por la solidaridad, este hogar no se podría mantener. Decidme, ¿de dónde podrían sacar las hermanas el dinero para pagar comida, ropa, material escolar, médico y medicinas, la gasolina para el carro, para pagar a los empleados que aquí trabajan?
La generosidad florece. Hoy llegó al hogar una pareja de estadounidenses que además de regalar su tiempo,  han regalado a los niños juguetes, ropa, material escolar… Cuando veía a esa gran mujerona recibiendo el abrazo de los niños, pude percibir la satisfacción que ella estaba sintiendo.
La generosidad… Un buen amigo de las hermanas ha movilizado a la gente de Puerto Barrios y gracias a cientos de granitos de arena han traído una gran cantidad de leche en polvo para alimentar a los más pequeños. Gracias a ellos esta tarde pude dar la pacha (el biberón) a mi pequeño Alan. Gracias a ellos ese niño dejó de llorar porque tenía alimento.
Y un final más feliz todavía. Regresaron al hogar las morenitas de la casa. La justicia fue justa. No podéis imaginaros la alegría que nos ha dado volver a verlas, volver a abrazarlas...
Y recuerda, en medio de este mundo que solo habla de lo malo, hay muchas semillas de solidaridad.
P.D. Si puedo, otro día subo fotos que acompañen al texto, que ahora mismo Internet va lento.

miércoles, 11 de julio de 2012

LIVING IN LIVINGSTON


En la lancha, rumbo a Livingston.

La primera vez que vine a Guatemala, hace 4 años, el hogar de Puerto Barrios estaba en construcción;  así que pasé la mayor parte de mi estancia en Livingston.  Si quieres saber dónde está cada lugar, mira en el google maps.                                                                                             
                                     
¿Te imaginabas un internado así? Pues este es.

Si Puerto Barrios es una ciudad portuaria con mucha gente, con carreteras pero sin aceras, con muchas avenidas y calles, con casas de todo tipo, tiendas, gente pintoresca… Livingston es un pequeño municipio al cual solo se puede acceder en lancha; dista de Puerto Barrios unos 25 minutos en dicho medio de transporte por una hermosa bahía. Es como un pueblo donde apenas hay coches (carros, como dicen aquí), donde conviven queqchís, garífunas y ladinos junto con los turistas que se acercan, con cuestas casi como las de Segovia, sin Acueducto pero con un gran monumento natural llamado mar, con sonido de marimba...
Cuando las hermanas llegaron a Guatemala para supervisar las obras del hogar, les encomendaron un internado en Livingston que fundaron hace años los claretianos pero con el paso de los años había pasado por diversas manos y necesitaba alguien que lo levantara, que lo renovara, que enseñara disciplina, que lo hiciera más digno.

 

El coro de Kateri en la misa del domingo.
Aquí mucha gente vive en aldeas que yo comparo con pequeños caseríos. Estas son distantes y poco accesibles. En ellas hay colegios de Educación Primaria, pero si los indígenas que quieren seguir estudiando, tienen que ir a municipios más grandes. Por eso está Kateri (el internado lleva el nombre de la primera santa indígena), para que puedan residir y continuar sus estudios.


Además hace tres años construyeron también un colegio en el mismo recinto y con el mismo nombre que tiene desde lo que equivale a infantil hasta digamos que formación profesional y bachillerato. Mi labor aquí es enseñar canciones de viernes a domingo.  Son unos 20 los internos y son, como digo yo, muy “musiqueros”, así que yo les enseño cantos para la misa de los domingos y luego las adaptan a ritmo de marimba.

El señor con el carritode los helados, mujeres queqchis...
Livingston es un lugar… distinto. Me gusta porque uno puede salir y pasear por las calles, pararse en los puestos típicos, observar a los garífunas que conversan en su particular idioma, mirar cómo pasean la mamá queqchí con su hija. Aquí todo el mundo te saluda y los tenderos te llaman amiga para llamar tu atención. Me gusta Livingston.



miércoles, 4 de julio de 2012

MADRE, HERMANA Y TÍA

Ya estoy de nuevo en Guatemala, en Puerto Barrios, en el Hogar de niños “ntra. Sra. de la Asunción.”
Una de las cosas que más me gustan son los reencuentros: volver a ver a la gente, a amigos, a niños… Hoy me decían que parece que fue ayer cuando me fui diciendo que volvería y ya han pasado 2 años.
Quería empezar con una palabra de bien nacidos…
GRACIAS
Me gustaría poner un GRACIAS más grande, tal que así:
    GRACIAS
Y es que no encuentro manera de expresar el agradecimiento ante vuestra generosidad. Gracias por confiar en mí a la hora de realizar vuestros donativos que desde ya están sirviendo para comprar pañales, comida…  Y es que si es difícil sacar adelante a un niño, imaginaros lo que puede ser criar a 26, entre ellos 8 bebés. El más pequeño, Alan, tiene 3 meses y da una ternura tenerlo en brazos…
Gracias de parte de Sor Aracely, la directora del hogar, del resto de hermanas y sobre todo de los niños que aunque no los conocéis ni os conocen, he de deciros que sois sus padrinos.
Gracias por los medicamentos, gasas, vendas, termómetros… También, por desgracia, han tenido que hacer desde ya uso de ellos, y es que ya sabéis los que sois papás o médicos que eso de la fiebre es algo que está a la orden del día especialmente en los bebes.
Gracias por vuestros ánimos, comentarios, muestras de cercanía…
Estar aquí, en el hogar, es ser madre, hermana y tía.
Madre porque muchos ya me llaman mama o mamita… Qué bonito, ¿verdad? Y a la vez, qué duro es que esos niños llamen mamá  a cualquiera que se acerca a ellos con un ápice de cariño porque sus verdaderas mamás no quieren saber nada de sus hijos.
Hermana porque hago esa tarea propia de hermanos mayores que consiste en ayudarles a hacer los deberes, buscar información en Internet, hablar con ellos, escucharles…
Tía porque con  algunos lo único que hago es jugar con ellos y darles mimos (les chineo, como dicen por aquí). Soy como la tía que ha llegado de lejos simplemente para estar con ellos, para agarrarlos en brazos, hacerles cosquillas, darles dulces…
Os dejo con un video para que conozcáis a los más pequeños del hogar.

sábado, 26 de mayo de 2012

DE TU MANO A SU MANO


“Allí donde hay alguien a quien se quiere muchísimo y donde hay alguien que nos quiere de veras, ése sí que es el lugar más bonito del mundo”.

Ann Cameron, “El lugar más bonito del mundo”

Vuelvo al lugar más bonito del mundo, al lugar donde acaba el frondoso bosque tropical 
y comienza el mar, al lugar de los niños limpiabotas, del sol brillante y las lluvias copiosas. Al lugar de los vendedores de piñas y cocos, de las rancheras, de la gente amable. Al lugar de la convivencia entre culturas. Vuelvo a Livingston y a Puerto Barrios, Guatemala.  Volveré al hogar que vi levantarse hace 4 años y en pleno funcionamiento hace 2.

Como siempre, hay cosas que cambian y que permanecen, gente que va y viene... De los niños y bebés que conocí hace dos años quedan algunos: unos se han hecho mayores y han ido a hogares adecuados para su edad, otros han vuelto con sus familias, como no recordar a la pequeña Valentina que secuestraron y solo podemos esperar que esté bien... En cambio, han llegado otros niños casi siempre víctimas del abandono o la dejadez de sus padres... 26 niños de 3 meses a 11 años.

Me gusta ir con la maleta llena para vaciarla allá nada más llegar y volver a llenarla de experiencias y momentos inolvidables. Y yo quería pedirte ayuda para llenar la maleta de cosas en especial para los niños.

Este año, voy a llevar fundamentalmente dinero y medicamentos, ya que es lo que menos pesa y lo que más falta hace.

- Para el dinero he habilitado una cuenta del Santander.

  
0049 5415 43 2497404293

- Los medicamentos si pueden ser específicos de niños y bebés, mejor. Lo que más falta hace es medicina para la diarrea y la fiebre, pero vendrá bien cualquier tipo de medicina, analgésicos, antibióticos, antiinflamatorios, antipiréticos, paracetamol... También vienen muy bien termómetros, tiritas, vendas...

Hace 2 años hubo quien me dijo de comprarlos; no es necesario que compréis nada, es mejor pedirlo a médicos, enfermeros y enfermeras, en farmacias...

Te garantizo que tanto el dinero como los medicamentos  irán "de tu mano y de mi mano a su mano", en concreto a Sor Aracely, que es la responsable del hogar y os aseguro que vive por y para los niños.

Muchísimas gracias de antemano. Ahora mismo por todas partes se oye la palabra "crisis" pero también hay que abogar por los que no entienden de crisis porque nacieron en un país constantemente en crisis, en un hogar en crisis, en una familia en crisis de valores... Tenemos que pensar en los niños que nacen siendo víctimas de la irresponsabilidad de los mayores.