viernes, 16 de julio de 2010

LA PRIMERA VEZ



Su nombre es Juanita. Tiene 18 años. Está con las hermanas porque quiere entrar con ellas, así que está en el postulantado, cuando convive con ellas y empieza a conocer la vida de las hermanas y a vivir lo que ellas viven, a hacer lo que ellas hacen…

Juanita es simpática como su nombre. Yo me echo muchas carcajadas con ella. El otro día comíamos pollo (por cierto, comer carne aquí es un lujo y lo hacemos porque las hermanas tienen una granja de pollos con la que sustentan el hogar, el internado de Livingston y se sacan un dinerillo para los proyectos vendiéndolo a particulares) y me preguntó:

- ¿Quieres pollo?

Yo le contesté en mi tono bromista:

- ¿Es pollo o gallina?

A partir de entonces, como no estaba segura de si era pollo o gallina cada vez que lo ofrecía decía:

- ¿Quieres pollo o gallina?

¿Y tú qué quieres, pollo o gallina?

Juanita siempre se dedicó a trabajar en el campo, conoce perfectamente lo difícil que es el trabajo agrícola (que suele ser para el autoabastecimiento) y dice que no le gustaba porque tenía que ir sola a trabajar. Sin embargo no sabe leer ni escribir porque de pequeña no la llevaron a la escuela. Es ahora cuando está aprendiendo con una profesora que viene por las tardes a estar con los niños. El otro día estuvimos recortando unos osos de papel y era la primera vez que recortaba en su vida. Otro día estuvo pintando y era la primera vez que pintaba.

En Guatemala la educación es obligatoria pero nadie se preocupa de que vayan o no a la escuela. Nunca había conocido un caso como el de Juanita, pero seguro que no es el único, aunque no creo que sean muy frecuentes. Es esa mala suerte en la lotería de la vida. A unos les toca chincharse por tener que ir a la escuela cuando quisieran jugar todo el tiempo y a otros les toca trabajar desde pequeños y se hacen mayores sin saber lo fundamental, que es leer y escribir. Menos mal que dio con estas monjas majas.

El otro día fui al Estor por primera vez. Es un municipio pobre (como la mayoría) que está junto al gran lago Izabal y dista de las cabeceras o lo que llamaríamos ciudades. Fui con el obispo de Puerto Barrios. Imaginaros a un obispo joven (es decir, no viejo), sin barriga y tan bromista como yo. Ahí visitamos un proyecto del vicariato (de la diócesis): un centro de salud y residencia de ancianos. El caso es que no hay médico ni auxiliares y la enfermera está de baja por maternidad. Imaginaros una residencia así. A mí se me ocurre que podríais venir mis amigos médicos, enfermeros, auxiliares y voluntarios para cuidar a estos ancianos y dedicaros a la atención primaria del Estor. Podríamos establecer turnos de un mes. Venga, ¿quién se anima a venir en agosto?
El lago Izabal en las inmediaciones del Estor.

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