martes, 27 de julio de 2010

PEQUEÑOS MILAGROS

Acabo de contarle a Juanita que la tierra es redonda, que están los continentes, los océanos, los países… También me he propuesto enseñarla a leer, así que ayer me puse a enseñarla algunas sílabas, palabras… Y cogimos un libro para que fuera leyendo ella misma. Es sorprendente, emocionante… A mí me encanta enseñar, disfruto explicando, contando, ayudando a aprender… Nunca pensé que fuera a dar clase de lengua y geografía básica una chica grande. Tiene tantas ganas de aprender que no se cansa de escuchar, de atender, preguntar.

Hace unos días llegó al Hogar Milagro. Le llamo así porque alguien dijo que “es un milagro que estos niños estén vivos”. Los papás de Milagro son drogadictos. El pequeño bebé ingresó con asma en el hospital y sus papás no se preocuparon más de él, así que lo trajeron con las hermanas. Yo creo que este bebe es ahora cuando ha empezado a nacer. Me encantaría darle todo el cariño que sus papás no le otorgaron.

Risueño es el primer niño que llegó al hogar. Lo encontraron en la calle y no se sabe quiénes son sus papás. Este bebé es guapo, simpático, inquieto… Este sábado lo van a bautizar. Ya que su nacimiento fue triste (triste porque cuando te abandonan nada más nacer, es muy triste) vamos a intentar que su nacimiento a la vida cristiana sea una gran fiesta, y lo va a ser. Vamos a celebrar la vida de este bebé por todo lo alto. Se lo merece.

Menos mal que está el Hogar, que están las hermanas. En Puerto Barrios solo está este hogar y otro que dirige un hombre malo que tiene a los niños para sacar beneficio económico y no se preocupa de ellos. Gracias a Dios, a ese lugar ya no mandan más niños. Los demás hogares están lejos de aquí, muy lejos. Con la cantidad de casos que hay, era necesario que alguien pensara en ellos y les diera una nueva oportunidad para vivir, alguien que les ofreciera un lugar digno, ropa y alimento, y sobre todo cariño, mucho cariño.

miércoles, 21 de julio de 2010

BICHOS Y BICHECES

Cada noche, antes de acostarme, tengo la buena costumbre de retirar la colcha y la sábana y mirar debajo de la almohada por si hubiera algún bicho feo, como pudiera ser un alacrán. Es que me han contado casos en los que el horripilante bicho ha cometido fechorías en la cama. Por cierto, ese año solo he visto dos alacranes; uno pequeñito vivo y uno mediano muerto, así que estoy muy contenta y espero seguir con esa buena suerte, pero de todas formas, como un amigo me dijo, pongo las deportivas inclinadas no sea que se meta alguno dentro. Y siguiendo las recomendaciones de los lugareños, tengo sobres y terrones de azúcar, por si me picara alguno comérmelo para que se pasara el efecto. Ayer me encontré bajo la almohada con una especie de salamanquesa, que es amiga mía. No suele meterse ahí, pero estuvimos revolviendo la habitación para matar zancudos y yo creo que se asustó. Los zancudos son como lo que en España llamamos mosquitos, pero hay que tener cuidado porque hay una especie de zancudo que transmite el denge.

Lo que suelo encontrar en la cama siempre es lo que yo llamo “las hormigas guarras”. No, no es que se rebocen en estiércol. Son muy pequeñitas, la mitad de las hormigas pequeñas de España, pero están en todas partes y eso me pone mala. De la cama siempre tengo que quitarlas, y alguna vez al despertarme me he encontrado con alguna paseando por mi brazo. Si te apoyas en la mesa, están; si te vas a lavar las manos, están; si vas a echarte agua en el vaso, están… Yo creo que me habré comido alguna y seguro que no me he dado cuenta porque en la mesa están siempre. Hay otras que son como las pequeñas de España, pero si te muerden se te queda el mismo efecto que si te pica una ortiga (por experiencia propia). A esas las llamo súper- guarras. Qué mal me caen. Y luego están los zompopos, que este año he visto pocos. El año pasado una de esas cabezonas hormigas me mordió el pie y me hizo sangre; no te digo más.

También está lo que yo llamo el sapo-pato. Es un sapo que no sé cómo es, pero produce un sonido muy fuerte y repetitivo, no es como un pato, pero algo así.
Y hablando de bichos, voy a ser un poco bicho.

En Guatemala, como en toda América latina, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice.

Si dices “me voy a montar en coche”, vas a montar en cerdo. Si dices “voy a coger esto”, estás diciendo voy a… ejem, ejem, ejem. Si dices, “este chico es muy pijo”, en realidad le estás llamando pene. Y si comentas que en tu habitación hay un hueco, estás diciendo que hay un gay. Si dices “te he pisado”, eso es que has hecho… Lo mismo que coger, es decir, lo que se hace para tener hijos.
Sin embargo si a ti, buena mujer, te llaman zorrita, no tienes por qué ofenderte. Y se puede mantener la mala costumbre de decir coño porque aquí no significa nada. Como si ves a una que es muy guarra y así se lo manifiestas, no pasa nada.

viernes, 16 de julio de 2010

LA PRIMERA VEZ



Su nombre es Juanita. Tiene 18 años. Está con las hermanas porque quiere entrar con ellas, así que está en el postulantado, cuando convive con ellas y empieza a conocer la vida de las hermanas y a vivir lo que ellas viven, a hacer lo que ellas hacen…

Juanita es simpática como su nombre. Yo me echo muchas carcajadas con ella. El otro día comíamos pollo (por cierto, comer carne aquí es un lujo y lo hacemos porque las hermanas tienen una granja de pollos con la que sustentan el hogar, el internado de Livingston y se sacan un dinerillo para los proyectos vendiéndolo a particulares) y me preguntó:

- ¿Quieres pollo?

Yo le contesté en mi tono bromista:

- ¿Es pollo o gallina?

A partir de entonces, como no estaba segura de si era pollo o gallina cada vez que lo ofrecía decía:

- ¿Quieres pollo o gallina?

¿Y tú qué quieres, pollo o gallina?

Juanita siempre se dedicó a trabajar en el campo, conoce perfectamente lo difícil que es el trabajo agrícola (que suele ser para el autoabastecimiento) y dice que no le gustaba porque tenía que ir sola a trabajar. Sin embargo no sabe leer ni escribir porque de pequeña no la llevaron a la escuela. Es ahora cuando está aprendiendo con una profesora que viene por las tardes a estar con los niños. El otro día estuvimos recortando unos osos de papel y era la primera vez que recortaba en su vida. Otro día estuvo pintando y era la primera vez que pintaba.

En Guatemala la educación es obligatoria pero nadie se preocupa de que vayan o no a la escuela. Nunca había conocido un caso como el de Juanita, pero seguro que no es el único, aunque no creo que sean muy frecuentes. Es esa mala suerte en la lotería de la vida. A unos les toca chincharse por tener que ir a la escuela cuando quisieran jugar todo el tiempo y a otros les toca trabajar desde pequeños y se hacen mayores sin saber lo fundamental, que es leer y escribir. Menos mal que dio con estas monjas majas.

El otro día fui al Estor por primera vez. Es un municipio pobre (como la mayoría) que está junto al gran lago Izabal y dista de las cabeceras o lo que llamaríamos ciudades. Fui con el obispo de Puerto Barrios. Imaginaros a un obispo joven (es decir, no viejo), sin barriga y tan bromista como yo. Ahí visitamos un proyecto del vicariato (de la diócesis): un centro de salud y residencia de ancianos. El caso es que no hay médico ni auxiliares y la enfermera está de baja por maternidad. Imaginaros una residencia así. A mí se me ocurre que podríais venir mis amigos médicos, enfermeros, auxiliares y voluntarios para cuidar a estos ancianos y dedicaros a la atención primaria del Estor. Podríamos establecer turnos de un mes. Venga, ¿quién se anima a venir en agosto?
El lago Izabal en las inmediaciones del Estor.

sábado, 10 de julio de 2010

DE VUELTA AL HOGAR



Hay quien me ha dicho ¨qué valiente¨; pero os aseguro que para nada es de valientes lo que yo hago. Me dejó mi padre en el control de la T4 y aunque volé sola, sola y rodeada de gente cual sardina enlatada, al llegar me estaban esperando Sor Aracely, Geidi y Luiyi, un precioso bebé de 9 meses. Al llegar muchos recuerdos y sensaciones que estaban guardados volvieron a salir; era como revivir un sueño, como volver al pasado convertido en futuro. Siendo así, esto es como el que tiene a su familia lejos y de vez en cuando va a visitarla. Es lo mismo; solo que esta familia mía vive un poco lejos.


De momento poco he hecho, simplemente estar, observar… Hace dos años esto era un proyecto, una obra en construcción, una simple finca. Hoy es el hogar ¨Nuestra Señora de la Asunción¨ y aquí vive y trabaja bastante gente, pero los protagonistas son los niños. Hay 11; 3 bebés y 8 niños de 3 a 11 años. También está una mamá, ya que el hogar está pensado también para aquellas mamás que por diversas situaciones se han quedado solas con sus hijos.


Los niños son preciosos. Son niños como cualquiera, solo que ellos guardan crudas historias que les ha apartado de sus papás y tienen aquí su familia. Nada más verlos ya sentía que les quería un montón, son muy juguetones y abrazables. De momento solo me dedico a estar con ellos y jugar de vez en cuando, ya que por las tardes viene una profesora a hacer con ellos las tareas, estar, jugar… Pero hoy no estaba la profesora, así que he estado haciendo las tareas con ellos, jugando... Los bebés y otros tres de 3,4 y 5 años están aquí todo el día mientras que los mayores van al colegio por la mañana.


Una de las personas que están en el hogar es d. Luis. Los segovianos supongo que recordaréis o habréis oído hablar del anterior obispo de Segovia. Pues bien, este es. Y de paso aprovecho para hablar bien de los curas y obispos, que muchas veces solo se oye solo lo malo. Yo a d. Luis le he conocido siendo obispo, vistiendo como obispo, hablando como obispo, actuando como obispo. Hoy d. Luis es misionero y viste como misionero, habla como misionero, actúa como misionero, incluso tiene mirada de misionero, sonrisa de misionero… Eso sí que es un cambio radical; y como esto no sale en la prensa, os lo cuento yo.


Me llegan noticias de que en España hace mucha calor. El calor de acá no es comparable. Es un calor húmedo que te hace estar sudando, y sentirte pegajoso a cada instante. Ayer estaba con los niños y fui corriendo a la casa de las hermanas (que está al lado) a por una guitarra. Cuando llegué empecé a sudar y a sudar, tanto que se me empañaban las gafas constantemente.


El miércoles jugó España; me enteré por los guatemaltecos. Ese día fui yo a Livingston. (Hago un paréntesis para contaros que este año estoy en Puerto Barrios, pues aquí está el hogar, e iré a Livingston los fines de semana). Pues bien, el miércoles fui a Livingston, tenía tantas ganas… Estábamos en el puerto esperando que saliera la lancha. Mientras, había un buen grupo de hombres en el kiosco en torno a la televisión viendo el partido. Iban 0 a 0. Al llegar a Livingston tras una de las cosas que más me gustan, montar en lancha, cogimos un taxi (aquí un taxi es un viejo coche de unos 20 años) y el taxista de piel morena nos narró el partido emocionado y feliz de la vida, decía ¨es que yo soy ladino y amo a la madre patria¨ o algo así; era súper gracioso. El domingo sin falta veré el partido.


Y así es un poco mi vida por acá, aunque podría escribir y escribir. Estoy muy bien porque estar con la gente que quieres y te quiere en un lugar de ensueño es lo que cualquiera quisiera hacer. ¿No crees?