viernes, 4 de junio de 2010

PELU

Siempre he soñado con tener el pelo azul como Lucía Bosé. Pronto me enteré de que para tener el pelo así hay que decolorarse y el tinte dura muy poco. Qué decepción.

Nunca he tenido una peluquera, en plan “voy a cortarme el pelu a mi pelu con mi pelu” (voy a cortarme el pelo a mi peluquería con mi peluquera).

De pequeña, como todos supongo, iba a donde me llevaba mi madre. De mayor comencé a emigrar de peluquería en peluquería. Cuando me hacían un corte que me gustaba seguía yendo, pero el día que no me gustaba cómo me había quedado ponía una X en mi lista de “pelus oscuras” y para la siguiente ocasión iba a otra cualquiera.

Hace un año pensé que por fin podría decir “voy a cortarme el pelu a mi pelu con mi pelu”.

Había unas chicas majas que formaban un buen equipo; yo quería darme mechas rojas y alisarme el pelo y sí, me gustaba salir con el pelito brillante y colorido… Lo malo es que después hay que volver cada dos por tres porque las hermosas mechas se aclaran y el pelo parece que se tornara en capullos de gusanos de seda.

Así que tuve que volver y lo llevaba mal, pues para ir a la pelu hay que tener muuuuuucho tiempo y muuuuuuucha paciencia. Así es como conocí a las pelus y podría haber dicho “voy a la pelu a que me corte el pelu mi pelu”, pero yo no soy chica “osea” y no me gusta hablar así.

Un día regresé para que me dieran lo que mis amigas entendidas denominan un baño de color. ¿Te imaginas bañándote en una bañera con agua azul? Pero el baño de color es para el pelu. Esta vez estaba la dueña de la pelu, y tras explicarla lo que quería hacerme, me dijo nosequé nosecuantas. Me fié de ella y salí con la misma raíz pero con unas mechas castaño oscuro que no me gustaron un pelu.

Conclusión: puse una X en mi lista de “pelus oscuras” y esperé que pasara el tiempo para ir a la siguiente.

Pelu nueva, pelu nuevo.

Entro, le explico lo que quiero… Y me doy cuenta de que además de la importancia de que me hagan caso es importante la delicadeza. La chiquilla parecía maja, aunque su look fuera horrible, pero me gustaría que ella tuviera el pelu rizado, se sentara en la silla giratoria reclinable ergonómica con reposapiés y le pasara yo el cepillo indiscriminadamente con ese garbo. Tal vez así se diera cuenta de que con una pizca de cuidado las cosas se hacen mejor y los clientes salen más contentos.

- ¿Quieres una revista? - Pregunta.

- Mmmmmmmmmmm… Sí, la de coches.

- ¿¿¿¿¿¿¿¿La de coches?????????

¿Qué pasa? Es que todas las mujeres que vamos a la pelu tenemos que leer revistas de cotilleo? ¿Es que ir a la pelu es sinónimo de amar la prensa rosa? ¿Es que los intelectuales no vamos a la pelu? Pues si, soy mujer y me niego a leer el HOLA, el ADIOS, el QMD… Para la próxima compraré el periódico antes de ir a la pelu.

La dueña de la pelu, tenía pinta de ser más delicada que su empleada a poco. Es de estas que hablan y hablan, y hablan… Le hablaba a su clienta, mientras la peinaba delicadamente, de la boda de la novia que se casó el sábado pasado.

- Hija, qué mono el peinado, qué mona iba la novia, qué monísimo el maquillaje, qué monada de vestido...

Y la otra contestaba:

- Ay sí, qué mono, qué monísima, qué monada…

- Voy a por las fotos para que la veas.

En unos minutos todas estaban en torno a la cámara digital salvo yo, que estaba en la silla giratoria reclinable ergonómica con reposapiés y me daba igual cómo fuera la novia, yo solo quería que me devolvieran mi color natural.

- Mira hija, para que veas tú también. – Me dice la pelu.

Me acerco a la pantallita de la cámara y veo un bulto con brillantes, supongo que sería el pelu de la novia, pero es que amigos, yo sin gafas veo poco.

Podría haber dicho “ay sí, qué mono, qué monísima, qué monada…”, pero sincera de mí digo:

- Pues no veo nada sin gafas.

- Ay, corazón, luego te lo enseñó para que lo veas…

¡Aaaaaaaaaaaaaaah!

Yo no voy a la pelu a hacerme amiga de la pelu mientras me cortan el pelu. No, no quiero que me cuenten su vida ni la de los demás, ni pienso contar la mía…

Por lo demás, me han hecho caso y me ha gustado cómo me han dejado.

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