viernes, 23 de octubre de 2009

AMOR Y HUMOR



Encontrarme a la puerta del portal el cenicero que habitualmente está en la terraza, comer con un obispo, ir a hacer la compra y encontrarme con mi banquero que me anuncia que soy tutora de prácticas de su hijo, transportar decenas de instrumentos grandes, medianos y pequeños, escolares y exóticos… Son situaciones atípicas que pueden llegar a suceder en una sola semana, o mejor, en tres días.

En vista de eso, de lo tarde que es y del hambre que tengo, voy a escribir un poco.

Soy de ese tipo de personas que lleva una vida normal y a la vez vive situaciones únicas vaya donde vaya.

Si oposito, llego tarde al examen o termino cantando un villancico con el tribunal.

Si voy de excursión, por ejemplo con el instituto a la montaña, canto una jota para TVE y se me empapan los calcetines de tal manera que el director me tiene que dejar unos.

Si me voy de casa, uno de los primeros días trato de abrir la puerta del vecino hasta que sale y en medio del susto de ambos me doy cuenta de que me he confundido de puerta.

Si veo un espectáculo de magia, salgo a ayudar al mago, por supuesto.

Y si se trata de una verbena, termino cantando una jota, una sevillana o lo que se me ocurra, a poder ser guitarra eléctrica en mano.

Ante esto uno puede reírse o llorar, asustarse o quedarse tan pancho.

Yo solo te digo una cosa: la vida hay que tomársela con amor y con humor. Con estos ingredientes pase lo que pase, podemos tirar p’alante e incluso volar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Volemossssssss!
¡Qué auténtica eres, Phili!

HelenLove

Pili dijo...

unve so! El he nah

JJ dijo...

Igualmente otro artículo genial.