lunes, 21 de septiembre de 2009

CARTA DE DESPEDIDA A LA SALUD PÚBLICA

Querida Salud Pública:

Acabo de decirte adiós sin despedirme de ti, así que te escribo para contarte por qué te he dejado por otra.

Recuerdo perfectamente el día que fui con mi mamá al médico de cabecera y al preguntarme:

- Cuántos años tienes?
- 10 pero en unos días haré 11.-Contesté.
- Si llegas. -Respondió él.

Pocas veces fui a ver a ese señor, gracias a Dios, pero cuando tuve que volver reiteradamente y no me hacía caso terminó nuestra historia con un cambio de médico y una hoja de reclamación que aun conservo:

“Con respecto a este doctor sugiero y reclamo más atención y dedicación con sus pacientes de tal forma que cuando asista a al consulta pueda ser escuchada sin necesidad de asistir dos o tres veces a la misma para que me haga caso.
También quisiera que en su atención se dedicara al ámbito de la salud y no a corregir la conducta de los demás y menos a insultar puesto que todos tenemos fallos y muchas veces la falta de amabilidad deriva de la falta de profesionalidad.”

Se deduce lo que sucedió, ¿verdad?

Yo solo quería que me mandara al otorrino y aunque lo conseguí me encontré con un personaje que se dedicó a decirme el santo del día y a enseñarme una foto de aquellos incendios que asolaban Galicia en agosto de 2006 en lugar de preocuparse por mis nódulos nacientes.

Pasados tres años conocí a mi nuevo médico y tras ir otras dos o tres veces no discutí pero terminé yendo al otorrino de pago que por un módico precio me miró y recetó en 10 minutos un jarabe y antibiótico, cosa que mi médico no quiso o supo hacer.

¿Qué decir del oftalmólogo? Poco porque tras esa doctora que me recetó un líquido limpiador de lentillas que no existía no he vuelto.

Ya lo vez, Salud, solo pido un buen otorrino y un buen oftalmólogo además de un dentista al que no tenga que pagar cada vez que voy. Yo creo que es poco, pero tú no me lo has llegado a dar.

Ya lo ves Salud, yo que siempre he querido, esperado y soñado con una salud pública de calidad, por mucho que he confiado en ti, ahora que tengo oportunidad me despido…

Ojalá pueda volver algún día y me demuestres lo contrario de lo que he visto y vivido. Mientras velaré por una educación de calidad y haré todo lo que pueda para que aquel que busca educación pública reciba la mejor, y para que nadie escriba una carta de despedida a la Educación Pública como yo estoy haciendo contigo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que mi trabajo ahora es discrepar contigo en muchas cosas de las que has puesto. Pero tienes razón en una, que seguramente sea la más importante: amables tenemos que ser todos, o por lo menos intentar hacer la vida de los otros más amable...

HelenLove reconvertida en ElenaCuasiGalena

Pili dijo...

Jelenlof, si tu hubiéras sido mi médico seguro segurísimo que estaría en la pública forever, pero no fue así; de todas formas disponemos de unos días para dialogar sobre este tema... Guay!

Anónimo dijo...

Puf... buen tema de debate has sacado!! Opino como tú, pero también he de decirte que gracias a ella tenemos a un Samuel revolucionario (y lo "mejor" de todo es que él no es el único!!). Piensa en todos esos niños que la sanidad pública convierte en milagro...
El problema está más allá... en las personas... así que tú lucha por eso, por una educación pública de calidad, que ahí está el secreto!!!

Bea dijo...

Madre mía, qué bien que hablan mis chicas, qué frases, qué lírica y sonido burbujeante...
Yo, chica mitad y mitad, intentaré seguir dando lo mejor de mí en lo público y en lo privado. Pero es verdad que la educación es lo que hace a las personas, conclusión: TENEMOS UNA KK DE SANIDAD PÚBLICA PORQUE TENEMOS UNA KK DE EDUCACIÓN PÚBLICA.
PD: Aunque he de decir que sigo pensando que nuestra sanidad es estupenda.