Aquella misma tarde cuando regresaba de encuadernar la dichosa programación se me ocurrió el comienzo de esta entrada antes de saber con la total seguridad que hoy tengo que mi destino era aprobar.
¿Sería el gran beso de buena suerte que me enviaron los niños de 4 años? ¿O el abrazo que me dio Alberto el último día que le vi por el cole? Pudo ser el grito de “¡suerteeeee!” que me mandó Tere desde su coche a los pies del acueducto…
Pudo tener su parte el intelectum, o el cerebrum que me mandó Bea, ambos compuestos de fósforo y todas esas cosas que desgastamos los estudiantes en los días fuertes…
¿Fue cosa del azar? ¿O tuvieron que ver los sueños?
Dos días antes del teórico soñaba que me salía el tema 15. Y dos días después salió el tema 15.
Unos días antes del oral soñaba que me tocaba cantar el himno a Segovia. Unos días después, al coger la partitura en mis manos me encuentro con “la mosca y la mora” que no es el himno de Segovia pero por ahí por ahí, porque el uno habla de “los comuneros cuando abatido fue su pendón” y de la “Segovia guerrera y santa” y la otra es casi una guerrilla declarada entre una mosca, una mora, un ratón, una araña, un perro…
Por fin, aprobadas las oposiciones… ¿Y qué son unas oposiciones?
Es algo así como ser un ser asocial durante un buen periodo de tiempo.
Es mejor que ponerse a régimen, porque sin comerlo ni beberlo, es más, comiendo, bebiendo y llevando una vida sedentaria al 95% la gente te dice que has adelgazado y parece ser que es verdad.
Es desesperación y esperanza a partes iguales.
Es soñar.
¿Y unas oposiciones aprobadas?
Es como el día de tu cumpleaños porque todo el mundo te llama y te escribe mensajes.
Es un sueño hecho realidad.
Es mejor que ganar una edición de gran hermano porque sin salir del anonimato vas por las calles encontrándote a gente que te felicita a ti, a tu madre…
Es…
Una de las cosas que más me gusta es compartirlo con la gente que quiero porque me dicen unas cosas tan bonitas…
¡GRACIAS!
QUE SIGAMOS TRIUNFANDO EN 2010.