martes, 28 de abril de 2009

ESOS LOCOS BAJITOS

No sé qué es mejor, si el día que me pusieron que Jesús pasó su infancia en Torrevieja, o cuando al preguntar qué habían hecho en el fin de semana me contestaron que robar tomates. O aquél día que les pregunté cómo se llama la persona que trabaja en un taller haciendo cosas de madera y me dijeron que búlgaros; los "bulgarines" se pusieron tan contentos cuando supieron que San José fue búlgaro y no carpintero.

Todo te lo dicen: “¿Por qué vas vestida siempre con la misma ropa?” “Tienes las gafas rotas”. “Tienes la bragueta bajada…”

Hablan con total naturalidad y hacen que cualquier cosa deje de ser sorprendente; unos enseñan a su rana a saltar, otros pasan la cabeza y los pies por el hueco que hay entre el respaldo y el asiento de la silla, hacen auténticas virguerías con los mocos: puentes colgantes, pompas, carreteras, esculturas, otros los convierten en alimento diario…

Preguntan cualquier cosa: “Si Dios creó a los hombres, ¿es hermafrodita?”

“Me voy a vestir de pistolero malo, pero que muy malo, de los del ejército nacional”

Me hacen disfrutar tanto esos pequeños…

Hoy mismo he regalado a un niño un papel de esos de propaganda que ponen en la luna del coche y se ha puesto ha dar saltos de alegría. Después me dice: “Baja”. Y me ha dado un beso…

¡Ay! Si es que me tienen “conquistaíta der tó” como dirían mis amigos andaluces.

Podría escribir una página como esta cada día, sin embargo he empezado con un resumen de lo mejor en estos años y me despido con una carta que hace unos meses escribía a una amiga.

Imagina que va dirigida a ti…

“Querida amiga:

Parece que estoy en “cosas de niños”. Hoy no han venido Juan ni Carla, por lo que tengo frente a mi a Sonia y Ángel, de 4 años. La una rubia con gafas rosas de pasta, las orquillas y los “totos” (las coletas) a juego, los mofletes siempre rojos como tomates, no se calla ni a la de 3, pasa de mi… El otro más rubiales aun, blanco de piel, ojos claros, con un habla muy gracioso y con miedo a los tiburones aunque sean marionetas. Lo dos con su babi azul de cuadros. Últimamente pasa por mí esa frase que dice “tu rostro es para mí un signo de la bondad de Dios”. Aunque me cueste madrugar, coger el coche, tener que ir de pueblo en pueblo, tener que lidiar con estos “pequeñuelos”, soy afortunada. Me dedico a hablarles de Dios, de la familia, de los amigos, de Jesús… Y ellos me escuchan y reciben mis palabras a la vez que me regalan su encanto y no me dejan ni un día sin una sonrisa.”

http://www.youtube.com/watch?v=Oj3jqtzqNX8